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El coste de alimentos, lo que más preocupa a los consumidores europeos

Lo que tienen que pagar por los alimentos que compran es lo que más preocupa más a los consumidores europeos en estos momentos. Muchos más que hace unos años, convirtiéndose en el factor determinante que más influye en la decisión compra, bastante por delante del sabor.

Casi la mitad de los encuestados considera importante también la seguridad alimentaria e incluso el 41 % de los ciudadanos de la UE da por supuesto que los alimentos que compran son seguros.

Estos son algunos de los resultados que se desprenden del Eurobarómetro 2022 sobre seguridad alimentaria en la UE, publicado el pasado 28 de septiembre por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA/EFSA), aunque el trabajo de campo se realizó entre marzo y abril de este año, por lo que cabría inferir que la preocupación sobre los costes y precios de los alimentos han ido a más, siendo la cuarta encuesta de este tipo que se realiza desde 2005.

Sobre la base de la encuesta efectuada entre cerca de 27.000 personas en todos los Estados miembros de la UE, se presenta una imagen evolutiva del modo en que los europeos eligen los alimentos, su concienciación y sus inquietudes en materia de seguridad alimentaria y a quién recurren para obtener información sobre cuestiones de seguridad alimentaria.

Cuando a los encuestados se les pregunta sobre cuáles son los aspectos más importantes cuando compran comida, la respuesta mayoritaria (54% en la UE) fue el coste, seguido del sabor (51%) y de la seguridad alimentaria (46%). En el caso de los encuestados españoles, hasta un 63% dijo que lo que preocupaba era el coste para su bolsillo;  un 52% su sabor y un 51% si el consumo del alimento comportaba o no algún riesgo.

Menos de la mitad (46%) de los europeos y un 41% de los españoles parecía preocuparles también el origen geográfico del alimento; otro 41% (45% en España), algo sobre lo que tiene que decidir Bruselas de aquí a fin de año en el etiquetado de los envases, como es el contenido nutricional (vitaminas, proteínas, azúcares o grasas).

En mucha menor medida, preocupa también el efecto de los alimentos que consumen sobre el medio ambiente y el clima (por ejemplo, su “huella de carbono”), quizás porque lo entienden menos, con apenas un 16% en el caso de los europeos y un 10% en el de los españoles. Lo mismo que los principios éticos y las creencias (religión, si cumple con estándares de bienestar animal, etc.), con apenas un 15% y 5% respectivamente.

En relación con la seguridad alimentaria, cuando a los encuestados se les plantea si le interesa a nivel personal este tema, un 70% en la UE respondió que sí (81% de los españoles) y un 29% que no (19% de los españoles.

Más de un tercio de los europeos tienen un nivel muy alto (21 %) o alto (17 %) de los conocimientos relacionados con temas de seguridad alimentaria, es decir, han oído hablar de diez o más de los quince temas propuestos en la encuesta.

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